La obra es un conjunto escultórico de ocho elementos, todos ellos realizados en fierro fundido, mediante el proceso de “fundición a la arena”. Sobre un sutil levantamiento del suelo se disponen estos elementos que abordan la problemática de la escala, conformando un lugar único, recorrible y observable de todos sus lados. Los objetos escultóricos toman como referencia formas hapticas semireconocibles, pero a la vez pueden significar cosas distintas para cada observador. Desde lejos el conjunto es una acumulación rítmica de formas seriadas, y de cerca el cambio de escala genera un encuentro perceptivo, tanto de la materialidad y textura de los objetos, como de la correspondencia entre sus escalas y la escala humana. El emplazamiento crea rutas de recorrido y potencia conductas de acercamiento y permanencia, por lo tanto da origen a la posibilidad de hablar significativamente el lugar.​