La propuesta de Díaz Fleming es el encuentro entre un volumen vertical de hormigón armado de diez metros de altura, y otro volumen curvo que constituye su base. Estas formas macizas y contundentes rescatan elementos propios de la cultura mapuche. Una alusión directa son los signos nativos que aparecen en la superficie, mediante la técnica del bajo relieve. La monumentalidad de la obra alude a la resistencia del pueblo mapuche ante la dominación, conduciéndonos a su sentido más general: el conflicto entre dos culturas en una zona fronteriza.​