La obra se compone de dos matrices de metal ubicadas a ras del suelo, dando origen a una superficie que podrá ser transitada, y por lo tanto su apreciación será completa. El material escogido guarda una estrecha relación con el lugar histórico, convirtiéndose en una señal interpretativa que aporta significancia. El dibujo que aparece en las matrices fue realizado en agua fuerte, técnica propia del grabado en metal. En esta obra la técnica aporta gran variedad cromática e interés visual, tanto por la calidad de la línea como por el dibujo que nace de ella. En una de las matrices la imagen es abstracta, cobrando más importancia las variaciones tonales. En la otra matriz, de mayor extensión, la iconografía es clara: son seis huellas dactilares de gran escala. Algunas se acompañan de textos como fechas, números de catalogación, etc., aludiendo directamente al problema de la identidad, del ser alguien en este mundo y estar catalogado, archivado.​