Mural de 6 por 4 metros en el frontis del edificio. La imagen original proviene de una xilografía ampliada hasta tal punto, que la huella de la gubia cobra una presencia indiscutible. El método de traspaso fue por medio de fotograbado en palmetas cuadradas de acero esmaltado, que unidas conforman la imagen total. La imagen de la obra corresponde a un árbol muy pictórico y dinámico, acompañado de su propia sombra y de un paisaje muy sencillo: una colina que cobija sus raíces y montañas que aparecen tras él. El simbolismo del árbol se relaciona con la justicia, con el crecimiento, la fuerza y el cobijo. El árbol del mural encuentra su eco en su réplica natural de acceso del edificio y este a su vez se refleja en los vidrios del edificio, generándose un interesante juego de correspondencias.​