Escultura de acero carbono, constituida por perfiles de sección cuadrada de distintos espesores de acuerdo a la parte superior o inferior y una estructura de anclaje que recibe la estructura de apoyo. El volumen se posa en el suelo, sobre una cama de gravilla. Sus medidas son de 3 metros de altura por 7,5 metros de largo.

Esta obra propone un ejercicio de observación, traducción y materialización de un cuerpo orgánico, específicamente de un cuerpo pétreo (una gran piedra) con su consabida densidad y por consiguiente con su elocuente peso físico. La idea del proyecto es generar una traducción de esa volumetría a través de la configuración de un gran volumen que mantenga la referencia del cuerpo pétreo, pero ya desde una visualidad basada en la levedad del volumen, y de su permeabilidad y “transparencia”. Este ejercicio de traducción permite generar una retícula tridimensional que va conformado el volumen a través de una grilla ortogonal con una forma pétrea, pero a la vez propone una sensación inmaterial que “vibra” visualmente hablando y que cambia su lectura visual en la medida que nos desplazamos a través de los tránsitos naturales que el boulevard propone, la obra se transforma en un ejercicio cinético.