La Obra se conforma a partir de 16 módulos geométricos realizados en acero de 3 y 5 mm de espesor, con sus bordes redondeados. Cada volumen remite a una variación composicional del cubo, de lo que podría ser su interior, conformando un interesante contrapunto entre lo lleno y lo vacío, denso-expandido, alto-bajo, etc. Cada uno de los módulos va pintado de un rojo brillante, otorgándole unidad cromática a la obra e interactuando por contraste con el entorno y el paisaje. El emplazamiento se llevó a cabo al exterior de la escuela, creando un territorio único, que sin duda los niños sentirán como propio. La obra busca constituirse en un lugar de encuentro, de juego y exploración. Entre los distintos volúmenes se crean rutas internas de recorrido, que posibilitan una lectura de diversidad de las figuras, como la posibilidad de vivenciarlos como elementos aislados.​